sábado, 17 de julio de 2010

Matrimonio Igualitario

El 14 de julio de 2010 ha sido un día tremendamente especial porque muchos argentinos -entre los cuales me incluyo- sentimos que nuestra dignidad fue finalmente reconocida por el estado y por gran parte de la sociedad que es consciente de la importancia fundamental de la igualdad de derechos que tienen todos los seres humanos.
Pertenecemos a una minoría que durante siglos fue despreciada y vituperada por el poder del oscurantismo, la ignorancia y la incompasión, obligada al mismo tiempo a llevar un estigma de vergüenza y autodespecio que nos condenó a esos espacios de frustración y desesperanza que conocemos con el nombre de “closets”.
El derecho al matrimonio que tanto esperábamos resulta ser un triunfo de la igualdad y de la democracia. Sin embargo por encima de ello tiene un potente valor simbólico que nos hace sentir que somos reconocidos por primera vez en nuestras vidas como personas dignas y honorables.
En la madrugada del 15 de julio estuvimos presentes con mi compañero de hace 15 años acompañando a una multitud que también esperaba frente al Congreso de la Nación donde se reunían los miembros del Senado que votarían la ley.
Cuando finalmente se anunció que había sido aprobada por mayoría, nos inundó una alegría inimaginable y una sensación que no puedo describir, que sigue presente con igual intensidad y que seguramente no menguará.
¿Podrán comprender lo que sentimos todas aquellas personas que con tanto fervor mostraron su oposición recurriendo con frecuencia a argumentos torcidos y con una ostentosa falta de conocimientos acerca de nuestra realidad como personas homosexuales? Pienso que no, y me apena, ya que se trata de personas que se reconocen como cristianas y que dicen hablar de parte de Dios. Mientras ACIERA -por ejemplo- lo siga pensando en términos de libertad vs. libertinaje, como lo ha expresado recientemente, no podrán haber puentes de entendimiento.
Como en tantas ocasiones a lo largo de la historia auguraron la destrucción del matrimonio, de la familia y hasta de la civilización. Y como siempre ocurrió, nada cambiará sino que por el contrario traerá gran felicidad a muchas personas entre las que también me incluyo.
Como reza un artículo publicado por Prensa Ecuménica de Argentina, “este es un triunfo de la sensatez humana” donde el matrimonio y la familia serán revalorizados y fortalecidos, pues ¿podría ser de otro modo? cuando con tantas ansias lo esperamos para atesorarlo como nuestro especialmente en tiempos en que cada vez más heterosexuales lo están esquivando.
Como bien dijo la Senadora María Rosa Díaz, lo que no cambia, se estanca y muere.
Marcelo Sáenz
En la foto Marcelo Sáenz junto a Marco. Marcelo y Marco están juntos desde hace 15 años cuando quien llegaría a ser fundador de Cegla pudo aceptar que Dios lo amaba y aceptaba como varón gay después de más de 20 años de luchar contra su homosexualidad. Como tantas otras parejas constituidas, ahora podrán formalizar su matrimonio en forma legal.