viernes, 30 de septiembre de 2011

La "Travesía Inconclusa del los "ex -gay"

Días pasados me llegó un correo electrónico de mi amiga paraguaya Esther Baruja (que actualmente vive en Chicago con su esposa Katy) donde gentilmente me pasaba el archivo de audio de una de las charlas sobre “Sanidad Emocional, Relacional y Sexual” (léase sanidad de la homosexualidad), que el ministerio “ex –gay” Restauración de la ciudad de Córdoba viene realizando en diferentes círculos evangélicos. En esta oportunidad le había tocado a la ciudad de Asunción.
Si bien en el pasado tuve acceso a algunos materiales de difusión de este ministerio de raigambre fundamentalista, ésta ha sido mi primera oportunidad de escuchar la grabación de una de las disertaciones de su director, el “ex – gay” argentino Mauricio Montión.
Lo primero que me llamó la atención fue el cambio en la tónica del discurso de Mauricio que hace algunos años proclamaba haber sido liberado de la homosexualidad al punto de contraer matrimonio con una mujer (!) -como si eso fuese sinónimo de heterosexualidad. Pero ahora Mauricio ha comenzado a hablar de su propio testimonio como de un “proceso” que continúa día a día “hacia la meta de la sanidad absoluta que va a suceder cuando vea al Señor cara a cara” es decir según sus palabras recién se consumará su sanidad completa en la otra vida y lo mismo ocurrirá con todos aquellos que en su transitar terrenal tampoco pudieron liberarse de sus atracciones homosexuales a pesar de su fe en un Dios que todo lo puede y que según se predica en la mayoría de las iglesias evangélicas cuando interviene en la vida de las personas lo hace en forma cabal y completa.
El director de este ministerio se está haciendo eco del mismo cambio que la organización madre, Exodo Internacional viene realizando en su propio mensaje desde hace algunos años como consecuencia del fracaso de sus promesas fraudulentas. Antes se decía que la fe en Cristo sumada a la voluntad de cambiar era suficiente para “dejar” de ser homosexual (que no es lo mismo que convertirse en heterosexual). En esa dirección el título de uno de los libros de Andrew Comiskey, el ex – gay norteamericano que más ha visitado la Argentina rezaba “Como Dios Sana al Homosexual”. Claro que en términos generales siempre se habló de un proceso que demandaba cierto tiempo pero en el nuevo discurso ese proceso parece abarcar toda la existencia al punto que la “sanidad” sólo se producirá en el cielo.
De inmediato me surgió el deseo de conocer cuales serían en todo caso los pequeños logros de ese proceso que Montión un tanto descaradamente denomina “travesía inconclusa”. Si la sanidad implicara reemplazar la atracción hacia las personas del mismo sexo por las del sexo opuesto resulta un tanto difícil entender cuales pueden ser esos logros. ¿Acaso la persona irá sintiendo día a día un poco menos de atracción homosexual? Y en tal caso ¿cómo lo evalúa? …¡Pero si hasta el mismo Montión admite que ese proceso no incluye la desaparición de los deseos homosexuales y su reemplazo por la heterosexualidad! . Por lo que conocemos de esos ministerios el proceso sólo involucra equiparse y fortalecer el carácter para poder luchar contra esas atracciones que consideran pecaminosas y perversas. Una lucha que se prolongará durante toda la vida y en la cual de vez en cuando suelen aparecen “algunas grietas” producto de la debilidad humana o del “acoso satánico” que el disertante indentifica con “ciertas capas que oscurecen la imagen de Dios”. ¿Se referirá a las recaídas? ¿o las recurrentes fantasías homosexuales que nunca desaparecen?
El nuevo discurso ex –gay tiene como destinatario la “homosexualidad indeseada” que suele experimentar la mayoría de los creyentes evangélicales. ¡Pero como no va a ser indeseada si les inculcan que la Biblia condena la homosexualidad en todas sus formas y que las relaciones entre personas del mismo sexo son una abominación que les cierra las puertas del Reino de los Cielos!
Justamente quienes recurren en busca de ayuda son creyentes muy vulnerables que desean convertirse en heterosexuales porque desde esos mismos ministerios les hacen sentir terriblemente mal amenazándoles que si no cambian se irán al infierno. Se les inculca la falsedad de que las personas homosexuales no pueden ser felices y que el “estilo de vida homosexual” según lo llaman, solamente conduce a la muerte y a la destrucción. Su discurso pretende convencer a todos que las personas homosexuales son inevitablemente desordenadas, promiscuas y adictas al sexo mientras que la posibilidad de una vida sexual ordenada y digamos cristiana parece estar ausente de su diccionario “ex –gay”. Mauricio pareciera creer que el “estilo de vida homosexual que adoptó” antes de conocer a Cristo caracterizado por el abuso sexual, toda clase de excesos e insatisfacciones y baja autoestima unidos a una relación problemática con su familia y su padre son el denominador común de todos los gays incluyendo aquellos que nacieron en un hogar cristiano y reprimieron su sexualidad durante largos años como sucedió conmigo y tantos otros. En esto radica uno de los graves errores de su discurso pues no todas las personas homosexuales han atravesado por ese tipo de situaciones traumáticas y mucho menos los gays y lesbianas cristianos que fuimos criados en el seno de hogar donde se creía en Dios y se enseñaba la Biblia. Mi historia personal y la de cientos de creyentes que pasaron por CEGLA es prácticamente la misma: casi todos fuimos educados en el seno de familias sólidamente constituidas con padres ejemplares y temerosos de Dios. ¡Y salimos homosexuales!
Montión no deja de insistir que Dios tiene un diseño único para nuestra sexualidad que es el modelo heterosexual. Si tu orientación es homosexual entonces quedás excluido o excluida de ese modelo y de la bendición de enamorarte, amar a otro, relacionarte afectivamente y si se da transitar la vida juntos. Justamente lo que Dios quiso para la humanidad ellos te lo quitan basándose en un par de textos bíblicos de la creación a los que le dan una interpretación, un peso y un alcance que no tienen.
En definitiva según el mensaje del ministerio Restauración quienes sufren de una homosexualidad indeseada no tienen esperanza en esta vida más que luchar contra sí mismos, reprimir su propia naturaleza sexual, sufrir mucho y si son capaces casarse con la persona que no desean (y hacerla infeliz) . No tengo dudas de que esto no es lo que Dios quiere para ellos. Al menos yo no creo en un Dios sádico que nos da el don de la sexualidad para felicidad de nuestras vidas y luego nos dice que no es para nosotros. Tampoco creo en un Dios que se complace en tu desdicha y que es incapaz de operar para cambiarte si tu sexualidad –DE LA CUAL NO SOS RESPONSABLE- estuviese fuera de su diseño y del plan para tu vida.
Si Mauricio Montión y todos los líderes del movimiento ex –gay pudieran tan solo comprender que ningún texto de la Biblia condena o desaprueba el amor responsable y comprometido entre personas del mismo sexo, su ineficaz ministerio dejaría de tener sentido y todos esos gays y lesbianas creyentes podrían disfrutar la bendición de la verdadera sanidad que consiste en aceptarse tal como son y aceptar el amor incondicional de Dios aquí y ahora.
Contradiciéndose a sí mismo el disertante concluye alentando una y otra vez a la audiencia “ Dios te va a sanar….Dios te va a sanar”. Claro que en la otra vida y para colmo de males los cristianos no creemos en la reencarnación.

jueves, 7 de julio de 2011

Los Peligros de la Educación Sexual





Cuesta comprender que la educación sexual siga siendo un tema áspero de discusión que cuenta con la oposición de muchos sectores del ámbito de la religión que no entienden que se trata de un imperativo para que –entre otras cosas- no siga creciendo la maternidad adolescente, los más jóvenes no se sigan contagiando enfermedades de transmisión sexual, siga habiendo chicas que creen que en su primera vez no pueden quedar embarazadas, el aborto clandestino deje de ser la principal causa de muerte materna que además afecta principalmente a adolescentes y jóvenes, y para que no siga habiendo toda clase de abusos sexuales especialmente en el seno de muchas familias.
Y ni que hablar de la homosexualidad que en muchos sectores aún sigue siendo un tema tabú y motivo de burlas incluso en programas de radio y TV mientras los adolescentes gay o lesbianas siguen mirándose en el espejo de una cultura machista y homofóbica que los obliga a encerrarse en el armario con el consiguiente sufrimiento y angustia que esto les inflige, amén de la pérdida de años preciosos donde el jovencito transita los primeros pasos de su vida y de su identidad sexual que en los adolescentes homosexuales se convierte en un déficit que mas tarde suele jugarle en contra de diferentes maneras por haber saltado etapas y experiencias necesarias. Incluso la falta de modelos diferentes a la norma heterosexual. Muchos de ellos ni siquiera tienen dónde encontrar información que les brinde respuestas a sus interrogantes.

Sin lugar a dudas la educación sexual es totalmente necesaria. Pero surge una cuestión que nos preocupa sobremanera. En un reciente artículo de su autoría, el periodista Bruno Bimbi narra el caso de una profesora de la materia Psicología de la Educación en un instituto de nivel terciario enseñando a su alumnos por ejemplo que “una mala resolución del complejo de Edipo puede causar una perversión o una homosexualidad” (sic). Que “la homosexualidad, si bien no se considera actualmente una enfermedad, está claro que no es algo natural” (sic) Y que tiempo atrás había tenido un alumno “que era amanerado pero creo que finalmente no se hizo homosexual, no sé, jajaja”. La profesora también habló de la necesidad de la figura paterna lo que hizo que algunas madres le preguntaran si sus hijos podían “volverse homosexuales” porque el marido estaba poco en la casa.
Tampoco es raro escuchar mensajes contradictorios en los medios de comunicación, por ejemplo cuando se habla –y con frecuencia- de la homosexualidad como “opción” de vida o como “elección” aún de la boca de ciertos gays mediáticos famosos.



Confusión, ignorancia y prejuicios. Si es así, estamos en problemas…



Quienes tengan que pararse en un aula para enseñar educación sexual a los chicos y chicas necesariamente tendrán que tener conocimiento del asunto. En primer lugar ellos mismos tienen que haber recibido educación sexual o haber sido debidamente instruidos objetivamente sobre el tema.
Si como señala Bimbi, conseguimos torcerle el brazo a los señores obispos y a algunos sectores fundamentalistas evangélicos y finalmente hay educación sexual, habrá que tener sumo cuidado para que los profesores y profesoras no enseñen barbaridades como las de la anécdota mencionada.


¿En el Ministerio de Educación se habrán puesto a pensar en esto? ¿En manos de quiénes está la formación docente?