martes, 21 de abril de 2009

Pulso Cristiano

En su edición del mes de Marzo, Pulso Cristiano preguntó a sus lectores si "un homosexual declarado puede ser miembro de una iglesia evangélica". Encontre dos respuestas, ambas llenas de prejuicios y desconocimiento. Como es mi costunbre enseguida me apresté a compartir mi experiencia. Debo confesar que no tenía muchas expectativas de que fuera publicada (pues por norma esta clase de sitios suele evitar las opiniones que no comparte) pero no, afortunadamente fue publicado. ¡Bien por Pulso!


Aqui el texto de mi carta:



¿Por qué se plantea esta cuestión? Sin lugar a dudas porque se supone que la Biblia desaprueba las relaciones homosexuales. ¿Pero es realmente así? Sin duda son muy pocos los que se han permitido cuestionar responsablemente este asunto, tal como me pasó durante 20 años desde que me percaté que mi orientación sexual era “diferente”, a pesar de que había nacido en un hogar cristiano, crecido dentro de la iglesia evangélica, aceptado a Cristo desde niño y ni siquiera jamás hubiese pensado en ser homosexual. Después de tantos años creyendo que podía “cambiar”, cosa que nunca aconteció, pude saber que no era el único cristiano al que le sucedía esto, y más aún por la gracia de Dios pude descubrir algo antes impensado: Que la Biblia no condena las relaciones responsables de amor y compromiso entre personas adultas del mismo sexo. No fue inmediato, me fue necesario profundizar mucho en la exégesis de los textos bíblicos pertinentes. Por ejemplo 1 Corintios 6:9 donde según el pastor Varas (ver edición 131) “Dios revela que los homosexuales no entrarán en el Reino de Dios”. Como cristiano comprometido, jamás hubiese pasado por alto ese texto. Sin embargo hoy se que la traducción de los términos griegos que allí aparecen, ya sea “afeminados” (malakoi) o “los que se echan con varones” (arsenokoitai) no son sinónimo de “homosexual”. Se podrá discutir el significado de esos términos en un contexto académico, pero ningún erudito actual en Biblia honesto y sin prejuicios dará la razón al pastor Varas. Algo parecido sucede con otros pasajes. Contrariamente a lo que pensábamos, la Biblia no es clara respecto de la homosexualidad. Un estudio serio y profundo más bien nos muestra que los textos exclusivamente desaprueban todas aquellas conductas sexuales --obviamente también heterosexuales-- que se aprovechan o abusan de los más débiles, que explotan al prójimo, que hacen violencia, que son promiscuas, etc. es decir que no parten del amor sino del egoísmo y en consecuencia hacen daño no sólo al otro sino a uno mismo. Por esta razón existen unas cuantas iglesias y denominaciones cristianas que aceptan a hermanos y hermanas homosexuales en la comunión. Porque entienden que las Escrituras no los condenan, mientras vivan su sexualidad con dignidad. Más bien los incluyen como hizo Jesús con las minorías que le seguían compuestas mayormente por personas rechazadas y marginadas por la religión imperante. Afortunadamente en nuestro país podemos ser miembros de unas cuantas iglesias evangélicas históricas que nos reciben con sus brazos abiertos, como me ha sucedido con mi pareja de 13 años de relación. Si la orientación homosexual pudiese convertirse en heterosexual, tal como insisten muchos sectores de la iglesia, esta discusión podría ser eventualmente irrelevante. Pero no es así, mi propia experiencia y la de miles de cristianos homosexuales de todas partes del mundo lo pone de manifiesto a pesar de que los ministerios llamados ex - gays siguen proclamando expectativas falsas a personas muy desesperadas. Que quede claro que dejar de practicar cualquiera forma de homosexualidad, aún casarse y tener hijos, no significa que uno se haya transformado en heterosexual. Como dice el refrán, muy aplicable a estos casos, en la práctica el remedio es peor que la enfermedad. Sabemos muy bien que es así. El mayor desafío que se presenta hoy en cuanto a la discusión que se viene dando en varias partes del mundo, no radica específicamente en como compatibilizar la homosexualidad con ciertos pasajes de la Biblia que parecieran condenarla sino más bien en como reconciliar el rechazo, los prejuicios y la crueldad de la iglesia hacia los gays y lesbianas con el amor incondicional de nuestro Señor Jesucristo

Ing. Marcelo Sáenz

Coordinador General de CEGLA

Capital Federal

1 comentario:

  1. Excelente nota, como siempre Marce!
    Gracias por crear este espacio!!!!

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